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Saiz: “El domingo está en juego la tranquilidad”

El gobernador Miguel Saiz se metió de lleno en la campaña proselitista, centrado en un mensaje de miedo. “El domingo está en juego –afirmó– el respeto a la individualidad y la tranquilidad” o “vivir investigado, vigilado y controlado”.

En su enfoque, Saiz llegó a decir que “todos tenemos los teléfonos pinchados” y que si la Justicia lo quiere investigar que lo hagan. “Saben dónde vivo y qué allanen mi casa. Allí los voy a estar esperando”, desafió.

Hace algunos días, el oficialismo profundizó su crítica al FpV ya orientada a que el ascenso gubernamental de Carlos Soria derivaría en un Estado vigilante. Eso se potenció con la denuncia por los informes comerciales requeridos por la ex defensora del Pueblo, Ana Piccinini. El gobernador se puso al frente de esa ofensiva de campaña, con entrevistas realizadas entre el martes y ayer ,después del allanamiento judicial a un domicilio en Roca.

Ayer, en diálogo con FM Patagonia de Viedma, Saiz resaltó que él era el “denunciado” y, si bien aclaró que no hablaba de “privilegios especiales”, una “denuncia anónima, ratificada por un legislador del mismo apellido del candidato”, exigía una “investigación previa para saber de su seriedad”. Entendió que la intención era “un circo mediático” porque en esa vivienda tenía previsto almorzar el candidato César Barbeito.

Dijo que se supo de esa presencia porque “todos tenemos los teléfonos pinchados” e indicó que la Justicia se llevó “20 notas de vecinos, con pedidos de materiales, trabajo, vivienda o reducción de penas”, lo cual, “es habitual en campaña”.

Reiteró sus habituales críticas hacia “Río Negro” y sus periodistas, tras lo cual afirmó que “este domingo está en juego si queremos vivir siendo investigado, vigilado y controlado. Vivir –agregó– en un reality o que se respete la individualidad y la tranquilidad de cada ciudadano”.

Después, el mandatario reiteró que tiene “el teléfono pinchado”, pero insistió en que “no tengo problema que me investiguen”.

Se mostró finalmente confiado en el triunfo del domingo porque “estoy en todos los lugares, en la confitería, en la calle. Sé si una persona cruza de vereda para no saludarme o si viene para darme un beso. No falla esa recepción de la gente más allá de los que festejan en forma anticipada, como lo hicieron en el 2003”. (DRN)

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