ALLEN – Luis Miguel Ayala (42), alias el “Cacha Pelada”, uno de los narcotraficantes más conocidos de Allen, fue asesinado de un balazo de 9 milímetros antenoche en su vivienda del barrio Colonizadora. La policía investiga el caso y ya detuvo a dos sujetos que podrían estar vinculados con el crimen.
El sangriento hecho se registró aproximadamente a las 0:50 de ayer en la casa que habitaba Ayala, ubicada sobre la calle Lago Mascardi, en cercanías al cementerio municipal. En ese momento y según el relato de algunos vecinos del lugar, se oyeron cerca de una decena de disparos. Nada fuera de lo común para un barrio que, a pesar de estar poblado mayoritariamente por gente honesta y de trabajo, se acostumbró a oír el silbido de las balas de unos pocos.
Minutos después fue trasladado por familiares y allegados hacia la guardia del hospital “Dr. Ernesto Accame”. Tenía un disparo en la zona del estómago y debido a la gravedad de la lesión que presentaba, fue derivado al roquense “Francisco López Lima”.
Allí falleció algunas horas más tarde, luego de ser operado. El proyectil le había dañado los intestinos y la vena cava, causándole una herida mortal.
Efectivos de la Unidad 33ª iniciaron una investigación para dar con el autor del asesinato. Personal de Criminalística peritó la casa de Ayala y halló varias cápsulas servidas así como también impactos de balas en el sector de la ventana y cielorraso de machimbre de la vivienda.
Ya cerca del mediodía se conoció que dos sujetos, de 18 y 22 años de edad que tendrían vinculación con el caso, habían sido detenidos en General Roca con la colaboración de la Brigada de Investigaciones de esa ciudad. Si bien no fueron informadas las identidades de ambos, trascendió que uno de ellos sería hijo de un conocido delincuente de Allen.
“Cacha Pelada” Ayala contaba con un amplio prontuario policial que en su mayoría estaba compuesto por causas ligadas al narcotráfico. En marzo del 2004 efectivos de la Policía Federal de Cipolletti allanaron su casa y en un baldío contiguo encontraron dos panes de cocaína, tizas de la misma sustancia y medio kilo de marihuana.
El domicilio de Ayala fue allanado decenas de veces por la Policía Federal, pero en casi todas las oportunidades los operativos fallaban.
Recién en octubre del 2007 los federales pudieron interceptarlo a Ayala infraganti, a unos 1.000 metros de su morada en plena barda norte, cuando se bajaba de su flamante Dodge Ram 4×4 y retiraba de un pozo una bolsa de nailon que contenía 45 kilos de marihuana.
“Era mejor tenerlo afuera que adentro, preso. Suelto él controlaba todo el negocio y evitaba problemas entre otros dealers”, confió por ese entonces a este diario una fuente vinculada a la policía.
Tras cumplir algunos años de condena en la cárcel de Roca, Ayala volvió al Colonizadora el año pasado. Afirman desde su entorno que “quería cambiar”. En diciembre fue bautizado en las aguas del río Negro y se convirtió en evangelista. Esporádicamente concurría a la Iglesia Misionera de su barrio donde ayer eran velados sus restos.
“Cacha” se había convertido en el Colonizadora en una especie de “protector” para algunos. En el barrio son conocidas las historias que lo pintan como un hombre “generoso”, que no dudaba en comprar leche para el comedor o remedios para los niños enfermos. (DRN)